Stellina lo tenía claro. No vino para tonterías. Ella quería un esclavo para que le exija lamerle las botas. Pero las cosas no fueron como esperaba, y tuvo que humillar y azotar a su esclavo hasta que entendió que solo vino para lamer botas. Ella le enseñará cómo hacerlo a la perfección, aunque le cueste una buena ración de humillaciones…
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